La vida militar es una vida
El texto narra cómo una mujer dejó su carrera militar para apoyar a su familia y a su marido, un guardia civil, enfrentando los retos de conciliar la vida familiar con la vida militar. Expresa su orgullo por seguir apoyando a las fuerzas armadas y su compromiso con la defensa de sus derechos.
Mi marido es orensano y yo malagueña. Nos conocimos en el ejército. A raíz de ese encuentro, nuestras vidas se unieron, nos casamos, y tenemos tres hijos ejemplares.
El día que él decidió promocionar a la Guardia Civil y entró en la Academia de Baeza, nuestra vida cambió. Y tanto que cambió. El uno destinado en un lado del país, y el otro destinado más lejos aún. En fin, así es la vida militar. Así era la vida militar hace 30 años.
Cuando nacieron nuestros hijos, tuvimos que comenzar a tomar decisiones sobre cómo afrontar la vida militar con hijos. En un primer momento, pedí una excedencia que se prolongó por un periodo de dos años. Finalmente, ante la complejidad de conciliar nuestra vida familiar y la vida militar, tuve que pasar a la reserva y dejarlo todo. Dejar mi vocación, mi amor por el ejército, para poder estar a su lado, al lado de nuestra familia, en la Guardia Civil.
Y después de tantos años, con todos sus pros y sus contras, aquí seguimos, luchando cada día por mejorar nuestras vidas y defender nuestros derechos. Y en este camino de reivindicaciones, cuando en febrero de este año nació la Asociación Nuestro Corazón por Bandera, decidí unirme a ella, entrando a formar parte de la Delegación de Galicia (que no por ser malagueña me voy a sentir menos gallega). ¿Por qué no dar el paso, cuando siento que ha llegado el momento de manifestarse libremente, sin censuras ni ataduras?
Me siento muy orgullosa de poder seguir apoyándolo a él, y a todos los guardias civiles y policías nacionales de éste nuestro país. Porque todos tenemos derecho a ser libres, y como tal expresarnos y poder tomar decisiones. Porque creo que lo más maravilloso que hay en la vida es poder servir a España y a los españoles. Y quienes mejor lo hacen son nuestras fuerzas armadas.