Hijos del Cuerpo

Una madre expresa su orgullo y preocupación al ver a su hija seguir los pasos familiares en la Guardia Civil, enfrentando los miedos e incertidumbres que conlleva esta profesión. A pesar de las dificultades, la madre confía en la fortaleza y valentía de su hija, comprometiéndose a apoyarla en cada paso de su camino.

Trinidad Pérez

8/10/20241 min leer

Querida hija,

Desde bien pequeña quisiste seguir los pasos de tu padre, y ser Guardia Civil. Conoces bien nuestro legado familiar. Mi padre, tu abuelo, fue un ejemplo de buena persona y profesional comprometido al servicio de la protección y seguridad de los demás, en tiempos de profundas penurias y adversidades.

Cuando decidiste ser Guardia Civil, he de reconocer que se me encogió el corazón. Al miedo sentido como hija y esposa, se añadía ahora el miedo como madre. Toda una vida de miedo, incertidumbre y sufrimiento. Miedo a que te pase algo durante el servicio. Incertidumbre al verte salir de casa, en esa tensa espera que sólo finaliza al verte llegar sana y salva. Pero la familia de la Guardia Civil estamos hechos de una pasta especial, que nos ayuda a enfrentar con determinación y resiliencia esas tormentas que amenazan cada día. Y afronto con orgullo, admiración y tu misma ilusión, el camino que has elegido.

Los valores de Honor, Responsabilidad y Valentía han formada siempre parte de tu vida. Ser Guardia Civil no es sólo una profesión. Es un compromiso que nace de una innata vocación de servicio público. El camino a recorrer será difícil. Lo sabes. Son malos tiempos para desempeñar tu labor. Pero sé que tienes la fuerza y el coraje necesario para superarlo. Voluntad y pasión no te faltan. Con esfuerzo, lealtad e integridad, recorrerás ese mismo camino iniciado con anterioridad por tu abuelo, tu padre y tu tía.

No dudes que, a cada paso del camino, estaré a tu lado. Sujetando tu mano cuando te flaquee el ánimo. Celebrando tus alegrías. Abrazándote en las penas. Y recordándote, cada día, lo orgullosa que de ti estoy, hija mía.